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Foto del escritorAndrea Laura Falcone

¿El deporte es cosa de jóvenes? No hay edad para cuidar la salud y mantener el cuerpo



Hace unas semanas tuve una reunión interesante con Diego Kerner, director académico de la cátedra Bienestar para una Mejor Performance, de la Universidad Torcuato Di Tella. Nos juntamos porque próximamente tendré el honor dar una materia en este programa. En esa conversación surgió la cuestión de por qué tantos piensan que el deporte es cosa de jóvenes, cuando debería ser todo lo contrario.


En un artículo que me compartió se mencionaba la importancia para el cerebro de encontrar un ejercicio que produzca transferencia. “Es decir, un ejercicio que haga que mejore no solo la habilidad o cognición entrenada, sino muchas otras. La mejora se debiera transferir de una habilidad entrenada a otra no entrenada”, puntuaba el texto.

El dilema es que hoy sabemos que la transferencia es imposible de lograr. O por lo menos hasta ahora no se encontró una actividad que la produzca. En general, lo que hacemos en una disciplina solo aplica a ella. “Si uno entrena muchos crucigramas, se transforma en un excelente crucigramista”, apuntaba. Lo mismo sucede con el ajedrez, el sudoku u otros ejercicios mentales. Pero encontrar este tipo de beneficio “cruzado” sería una noticia excelente para todo el mundo, porque mejoraría la calidad de vida de inmediato.


¿Y si resulta que ya lo encontramos? Porque existe un atajo para mantener al cerebro en forma, al tiempo que cuida nuestra salud y mantiene el cuerpo en su mejor estado: el ejercicio físico. El entrenamiento produce transferencia a todas las capacidades cognitivas. Está comprobado que mejora la memoria, regenera las neuronas (especialmente en el hipocampo, área dañada en casos de Alzheimer o demencia) y agudiza la atención. También mejora la funciones ejecutivas, la capacidad de concentración, la flexibilidad cognitiva y el mantenimiento de la materia gris, entre otros efectos positivos.


Por eso, volvemos al inicio: el deporte está lejos de ser solo para jóvenes. Porque si los adultos mayores sedentarios salieran a caminar apenas media hora tres veces por semana, estarían invirtiendo en su cerebro y sus capacidades. Estarían realizando un entrenamiento por transferencia: mientras fortalecen sus músculos y huesos, y logran un mejor equilibrio y estabilidad (vital en épocas de caídas), al mismo tiempo están trabajando en perfeccionar sus capacidades mentales, para seguir siendo capaces de valerse por sí mismos y continuar disfrutando la vida.


Pensamos que el deporte es cosa de jóvenes, pero las estadísticas aconsejan lo contrario. Y es que cuando uno es joven, cuerpo y cerebro están en su mejor momento. “Se la bancan”, como solemos decir. De más grandes, el impacto y la diferencia entre hacer o no ejercicio físico puede ser, literalmente, la diferencia entre la vida y la muerte.


Daniel Tangona para Diario La Nación

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